#OrgulloLechero
Por Redacción , 25 de octubre de 2020Maite Duffourc, oficio y trabajo coronados con una exitosa gestión lechera
En esta entrevista relata las claves para obtener los logros que, tras hacerse cargo del Fundo Santa Marta el 2002, le han permitido crecer en alrededor de 1 millón de litros al año. Y, luego de 18 años, desliza su firme intención de que su hijo Carlos continúe con el legado.
“Mi mayor logro es haber tenido la paciencia y no haberme cambiado de rubro en los años malos”, comenta Maite Duffourc Caminondo, orgullosa de ser la tercera generación de esta actividad familiar y, también, de lo que ha alcanzado en los 25 años que lleva en el ámbito agrícola, 18 de los cuales ha estado al frente del fundo Santa Marta, en el sector de Cocule, de la comuna de Río Bueno.
“Los logros no sólo son de uno, que es la cara visible, detrás hay un montón de gente que rema a favor”, subraya esta ingeniero agrónomo de la Pontificia Universidad Católica de Chile quien cuenta que, tras titularse teniendo tres hijos, a los 30 años decidió volver a Osorno, ciudad en la que vivían sus padres.
Sencilla y cordial, se da un tiempo para recordar cómo, siguiendo los pasos de su padre, fue recorriendo el camino que le ha permitido llegar a un modelo de alta producción lechera con indicadores productivos/económicos, muy difícil de encontrar en este medio.
Con 62 años, esta abuela de 7 nietos señala que “entre medio hacía tasaciones agrícolas y vendí fertilizantes en terreno”. Sin embargo, tras el fallecimiento de su padre en enero de 2002, se hizo cargo de todas las áreas del campo. Relata que partieron ese año con 180 vacas y una entrega de 1 millón de litros al año, comenzaron a comprar animales afuera y también semen sexado en ABS, para tener mayor población de hembras.
“Ahí empezamos a crecer en sala de ordeña y estuvimos tratando de ver un objetivo, qué queríamos, qué tipo de animal, a cuántos litros queríamos llegar año a año, cómo íbamos a ir creciendo, renovamos personal, mi hijo estudiaba agronomía en la Universidad Austral así que también fue un gran apoyo en este inicio sola, más veterinario y nutricionista”, señala al describir la labor de planificación que lideró.
Maite añade que lo primero que hicieron fue enfocarse en la raza Holstein Americana. “Había todo tipo de raza, más tirado al Holando Europeo. Entonces, fuimos metiendo genética de Holando Americano, llamado Holstein Friesian. Compramos animales afuera y fuimos desarrollando la masa y mejorando el sistema pastoril, pusimos ballica de mejor calidad y ballicas permanentes, además de cultivos suplementarios como maíz, avena, luego nabos que se empezaron a poner de moda para la época del verano y mejorando praderas”, explica.
LAS CLAVES
En esta línea, la reconocida productora menciona que la elección de las variedades de ballicas permanentes fue algo importante en su sistema productivo, ya que sus vacas son de pastoreo todo el añoy sólo se estabulan cuando pasan a comer suplementación antes de la ordeña, en un patio de alimentación en el que sólo están techados los comederos.
Destaca que el 2009 inauguraron una sala nueva con un equipo BouMatic, que les permitió pasar de 12 unidades a 24 y, como complemento, al equipo de ordeña le incorporaron una tecnología israelita que se llama Afimilk, que indica es un sistema de podometría que da varios parámetros respecto de qué está pasando con tu animal en forma exclusiva. Agrega que eso fue otra gran ayuda, porque fueron afinando las raciones y, después su hijo se recibió y se transformó en el nutricionista del campo.
Agrega que el 2010 postuló a un subsidio estatal para un pivote de riego que, tras un año de adaptación en el que hubo que hacer muchas obras civiles, les permitió regar 84 hectáreas en el sector lechero. Y resalta que “en el fondo, le pusimos a esta superficie un segundo piso, porque tienes pastoreo todo el año y en el verano, con una pradera verde, no pierdes población de plantas y se mantiene la producción”.
Tres años después, postularon al segundo pivote de riego, para 78 hectáreas en otro sector de pastoreo de vacas lecheras en el campo, en el que ponen algunos cultivos suplementarios como maíz. Entonces, implementaron fertiriego y las praderas se riegan y además se fertilizan.
“El maíz, que ponemos en octubre y cosechamos en marzo, también se fertiliza a través del pivote de riego”, indica Maite.
Todo lo anterior le ha permitido alcanzar importantes logros al frente del fundo Santa Marta, entre los cuales inmediatamente destaca que, en materia de producción de leche, crecen alrededor de 1 millón de litros al año.
Y valora que “ese ha sido un trabajo conjunto con nutrición, riego, fertilización, elección de variedades correctas de ballicas permanentes para esta zona. Además siempre probamos variedades de maíz y hacemos hartos ensayos en el campo”, acota, a la vez que precisa que siempre tienen 2 variedades que saben que les funcionan pero igual ponen 2 o 3 más, para ir escogiendo para la próxima temporada.
LEGADO
Esta ingeniero agrónomo de la Universidad Católica explica que la producción lechera es una actividad de 365 días del año, que no para. “El país se puede estar hundiendo pero uno tiene que seguir adelante, con todas las dificultades que te vas encontrando. En este último tiempo hay quiebre de stock de tal medicamento, productos que no hay o conductores que llegan tarde porque ya no pasan de noche por La Araucanía”, comenta.
En esta línea, opina que la gente que ama la naturaleza y los animales, y quiere obtener un producto de buena calidad, debe seguir adelante con lo que tiene.
Pero no avizora un apacible futuro para la actividad. Por el contrario, estima que en unos 15 años más la producción lechera no será lo que es hoy.
“Pienso que se nos va a dificultar, por los temas medioambientales, si nos empiezan a poner muchas normas que no seamos capaces de cumplir”, explica y acota que otro de los ámbitos que puede complicar el panorama es el del personal de apoyo. “Estas generaciones nuevas (millennial) que trabajan con nosotros, no son apoyadores”, cuestiona.
Junto con expresar que lo que más le gusta de su trabajo es el contacto con la naturaleza y la maternidad; vale decir, el nacimiento de una nueva vida en el campo, sea macho o hembra, reflexiona que uno de sus mayores logros en esta actividad es haber ido creciendo, en la producción de litros de leche por hectárea y en la producción total anual de litros de leche.
En este contexto, también recalca lo importante que es para ella pertenecer a Colun, pues enfatiza que “no cualquiera entra”.
“Es una planta seria que, pase lo que pase, te van a buscar la leche, con normas claras, con transparencia en los precios. Estoy orgullosa de ser productora de Colun”, subraya.
Y, mientras lamenta tener botado un gran invernadero, cuenta que quiere hacer otras cosas, “pero siempre viviendo en el campo”, también desliza que ya va siendo hora de pasar el legado a su hijo Carlos, también ingeniero agrónomo, pues su hija es abogada y el otro hijo es periodista y se dedica a la fotografía.
“Soy tercera generación y mi hijo sería la cuarta, quiero que tenga continuidad la actividad que iniciaron mis antepasados y que mejore, con la introducción de nuevas tecnologías que puedan ser aplicadas en el campo”, concluye Maite Duffourc Caminondo.