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Por Claudia Vargas García , 24 de febrero de 2021Manjares Ramona, el dulce legado que se cocina a fuego lento
Ramona Pilquinao comenzó su producción artesanal hace tres décadas en una cocina a leña. Hoy sus hijas Claudia y María Elena siguen su tradición con más de 10 variedades de manjar.
En 1989, Ramona Pilquinao, comenzó a elaborar manjar a orillas de la ruta que une Bahía Coique y Puerto Nuevo. Tres décadas más tarde el trabajo lo siguen sus hijas, Claudia y María Elena Saldivia Pilquinao, quienes son las herederas de la tradición que formó su madre.
Desde el año 2013, se instalaron en el sector rural de Nontuelá, comuna de Futrono, lugar que nombraron “Parcela Manjares Ramona”, donde lograron obtener todos los permisos para operar como microempresa familiar. Allí la producción está a cargo de Claudia, quien es técnico agropecuario y la administración y venta es responsabilidad de María Elena, egresada de Administración Hotelera en Inacap. Ambas después de desempeñarse en sus áreas de trabajo, decidieron volver a su hogar para apoyar el emprendimiento familiar. Tras el fallecimiento de su madre el 30 de diciembre de 2018, junto a su padre, Servando Saldivia, continúan la labor que inició Ramona.
Para la elaboración del producto, trabajan con una producción de leche diaria propia de 18 a 20 litros, la que es ordeñada por su papá Servando Saldivia y obtenida de un pequeño rebaño de 14 vacas. Además, compran una cantidad similar a su proveedor de la Luma, en Paillaco, “donde también trabajan junto a su familia y tienen una similitud en el trato animal, al que nosotros le damos a nuestras vacas”, señala María Elena.
PRODUCCIÓN TRADICIONAL
En la preparación del producto, buscan resaltar las materias primas naturales, para dar forma a un manjar suave, cremoso y con un sutil toque ahumado, estampa de la tradicional estufa a leña en la que siguen elaborando esta preparación.
Dentro de las variedades, se encuentra el clásico manjar de campo, otras preparaciones con toques cítricos, donde hay manjar naranja, pie de limón y arándanos rojos, y otras opciones como manjar con chocolate, con canela o vainilla, alcanzando las 10 variedades, las que están disponibles según la temporada.
María Elena Saldivia, explica que esta es una receta de esas clásicas de campo, “donde se pasan los secretos ancestrales y la cocina a leña cumple un rol principal entregando esa magia, donde los tiempos son lentos y cuidados, para que se impregne todo el cariño de hogar sureño”.
Entre sus logros más importantes, señala que está conseguir los permisos sanitarios para trabajar de manera regular, y mantener la producción de forma artesanal, “mi madre lo logró en marzo del 2013”.
La emprendedora destaca que su anhelo es mantener viva la tradición. “Gracias a los clientes que eran pequeños cuando mi mamá inició y que ahora vuelven a buscar ese sabor que tenían sus vacaciones de verano en el Ranco, creemos poder mantenerla mucho tiempo más”, asegura María Elena.
Sobre su trabajo en Pandemia, recuerda que al principio les costó porque estaban acostumbradas a hacer sus entregas, pero encontraron a dos empresas que hacen retiros en la parcela y distribuyen en cualquier punto de la Región de Los Ríos y de Los Lagos, “lo que sin duda facilita los despachos y optimiza nuestros tiempos, pero además el hecho de no asistir a ferias y tener ese canal directo con los clientes, nos está llevando a comenzar estrategias más fuertes de marketing para estar presentes en la mente de nuestros consumidores”, explica María Elena.
Actualmente tienen entregas en distintos puntos de Santiago, Concepción, Valdivia, Osorno, Chiloé y Futrono y realizan ventas a través de su página www.manjaresramona.cl y también están en Instagram y Facebook, redes que maneja María Elena.
Entre los planes a futuro, las hermanas confían en que, con la nueva realidad, serían un espacio muy acogedor para visitar, “un destino familiar donde conversar, ver los animales y la huerta acompañados de una grata conversación. Para ello estamos planeando un espacio adecuado, con sala de venta, tanto de nuestros productos como de nuestras vecinas a quienes apoyaríamos con nuestros conocimientos para que cumplan con los estándares sanitarios y de calidad”, comenta.