Columna de Opinión
Por Claudia Vargas García , 11 de junio de 2022 | 11:43“Cabalgando hacia la Inclusión”
Rodrigo Lavín, vicepresidente de Agrollanquihue A.G., comparte la hermosa experiencia del proyecto de equinoterapia y el aporte de la "gente del campo" a la inclusión.
Hace un tiempo tuve la fortuna de asistir a la ceremonia de cierre de un proyecto financiado con fondos regionales (6% FNDR) llamado “Cabalgando hacia la Inclusión”. Esta loable iniciativa fue ideada y ejecutada por la Agrupación de Mujeres de Huasos de Frutillar y la Junta de Vecinos Nº2 de Frutillar Alto.
En la práctica este proyecto significó que muchos niños de capacidades diferentes tuvieran acceso gratuito a sesiones de equinoterapia. Estas sesiones consistían en realizar, arriba de un caballo, distintas actividades apoyadas por profesionales del área.
En esta oportunidad quisiera destacar el sentido social del proyecto y la disposición de facilitar a los magníficos ejemplares de nuestro campo y tradiciones, dándole a muchos niños un instante de aventura, entretenimiento y aprendizaje. Creo que como sociedad estamos al debe en temas de inclusión. Sin embargo, iniciativas como esta ayudan y aportan mucho, y van más allá del "tenemos que", creando espacios para el desarrollo de estos maravillosos niños.
Todo esto se hizo posible gracias al Gobierno Regional y Consejo Regional, quienes proveyeron los fondos necesarios para la ejecución del proyecto, empatizando así con las necesidades de estos niños y sus familias.
Como gremio siempre hemos tenido como objetivo el poder acercar el campo a la ciudad. Tenemos mucho que entregar, no solo los alimentos que producimos y ponemos a disposición de todos los chilenos o la ayuda frente a desastres que lamentablemente ocurren de vez en cuando. Nuestro corazón siempre ha estado con el país y su gente, eso es lo que nos mueve. Este proyecto nos ayuda a ver también las cosas de una manera distinta. La gente del campo tenemos mucho que decir y aportar en temas de inclusión.
En lo personal, tuve la suerte de poder llevar a mi hijo diagnosticado TEA a las sesiones de Equinoterapia de este proyecto. Sesiones en que él disfrutó del cariño que, con paciencia, le entregaba “Ventajero”. También del cariño y entrega de las terapeutas. Fue una experiencia hermosa, tanto para mi hijo, como para nosotros como padres. Solo me queda decir que estaremos eternamente agradecidos de los gestores de este proyecto y de todos los que, de una u otra manera, lo hicieron posible.